martes, mayo 02, 2006

Conste que lo advertí...

Además de dar la bienvenida a los novísimos colaboradores, quiero compartir un poema (malísimo) solicitado por la musa en turno. Siempre he sido pésimo para la poesía, este adefesio lo confirma; pero ¿Puede un caballero con corazón gallináceo resistirse a los encantos de una sonrisa arácnida...?


Mentiría si dijera
Que eres la mujer con la que siempre soñé.
Mi mujer ideal no renegaría tanto de mis literaturas.
Su risa no perforaría con tal violencia mis oídos.

Esa mujer ideal siempre reiría de mis chistes
Por más imbéciles que fueran.
Aguantaría sin rechistar mis manías;
Como esa de quedarme mirándole los senos
Y las nalgas con embelesamiento de idiota.
Amaría la cerveza
Como yo odio el pulque
Y las películas románticas
O las que solo hablan de miseria
Y tienen mensaje.

Esa mujer hipotética iría de compras rápidamente
Cogería lo que le gusta y ya.
No hallaría queja alguna acerca de mi persona
Compartiría a mis amigos
Como compartiría mi lecho

Mi mujer ideal sería tan perfecta
Que terminaría despreciándola,
Poniendo su cabeza en una pica,
Vomitando sobre su tumba,
Mientras le grito:
“¡Eres una puta perfecta!”

Por eso te amo:
Porque tu voz horada el sonido,
Porque te gusta el pulque,
Porque tu arácnida sonrisa
Se burla de mis idioteces;
Porque las películas románticas te conmueven,
Porque el mundo en general te caga.

Te amo porque odias a Benedetti
Y te enferma Neruda.
Porque no soportas los deportes,
Porque tu opinión es el mejor verdugo de mi soberbia.

Te amo porque contigo sí me puedo pelear,
Porque sé que detestas que el héroe
Se quede con la muchacha.
Porque las películas de miseria
(con mensaje)
Te gustan tanto
Como odias que te vean los senos y las nalgas.

Te amo porque eres imperfecta.
Y aun más: porque eres cruel.
O simplemente, quizá,
Te amo porque las opciones se me acabaron
La primera vez que, con sinceridad
Murmuraste un “te quiero…”

¡Salud, y discúlpenme, Dioses de los Bardos!