viernes, octubre 21, 2005

Ya sé Cómo Será...

Puedo ver casi claramente como será el próximo domingo por la mañana: una mañana soleada, con un exquisito frío a la sombra, a pesar del sol. Despertaré temprano. Una ducha ayudará a remover mis ideas, mis sentidos estarán alerta, mis músculos relajados y mi mente fresca para lo que vendrá. Aunque terminé de estudiar hace dos días (he dejado el estudio dos días antes de los exámenes, y da resultado no pensar en ello un par de días), esa extraña certeza de pasar el exámen, -cercana al exceso de confianza, pero suficientemente templada para saber donde estoy parado- se vuelve a hacer presente.
Camino a la sede, no pienso más en el porvenir. Contemplaré la mañana, tal vez me encuentre un par de estudiantes en el pesero, dando los últimos repasos antes de enfrentar el exámen. Llego a la sede con tiempo suficiente para ponerme nervioso. De inicio no lo siento: es una especie de nerviosismo que no se deja sentir, que simplemente embota un poco la capacidad de sentir pánico, pero sé que está ahí.
A las diez en punto me veo frente a la hoja y el cuadernillo. Los aplicadores dan las últimas indicaciones y se hace un silencio apenas sublime. El pánico me invade, pero no dura más de dos o tres minutos. Los problemas, lenguaje extraño al entrar en pánico, se convierten en una serie de juguetes mentales. Después de respirar, exploraré tranquilamente cada símbolo, cada cifra. Hurgaré en mi cerebro todas las fórmulas aprendidas y la manera de aplicarlas en sus respectivos casos. El mundo se abrirá ante mí en toda su magnífica perfección matemática. Resuelvo tranquilamente los problemas que domino, dejaré pasar los que pueden presentarme problemas. Admito ante mi mismo que no puedo con dos ó tres problemas, por lo que rellenaré cualquier alveolo al azar, esperando tener suerte, pero sin confiarme demasiado a ello: tengo la certeza de que alcanzaré la calificación aprobatoria.
Saldré de la sede satisfecho. Acaso me temblarán un poco las rodillas. Pensaré en este pequeño exorcismo, convencido de que sirvió de algo.
Dicen que el final de un camino es el principio de uno nuevo. Espero que el próximo domingo sea el caso; pero mientras tanto, agradezco a todos los que de alguna manera me han apoyado, ya sea enseñándome, facilitándome material, o con simples y sinceras palabras de apoyo. En cualquier caso, espero poder terminar un ciclo este domingo, y empezar a recorrer el nuevo... y aun cuando no lo logre, hay más tiempo que vida, según dicen.
¡Gracias a todos!